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Encuentro en el puente

Subí el puente. Escalón por escalón. En la cima, todo parecía lejano. Hasta el ruido que subía, subía en un eco, acompañado del aire y juntos cruzábamos el puente. Allí arriba todo era tan callado, tan de noche. Enfrente de mí, los callejones y la ciudad. Yo vivía con Clara. Detrás, de donde venía. Vivía con Clara y un recién nacido.

Ahora caminaba hacia el otro lado.

Entonces lo vi, de frente, parado en el borde del escalón contrario. Llegábamos exhaustos, los ojos agarrados del barandal, y un cigarro metido entre los dientes. Nos reconocimos. Compartíamos un paso flojo, nervioso, como si nos diera miedo dar el siguiente. Huíamos. Mi padre, y yo. El abismo asomándose de ambos lados. Huíamos de todo, con esas miradas perdidas que, huyendo, se encuentran.

Nunca lo conocí, pero sabía que era él. Era él porque yo era el eco. Se acercó. Saqué un cerillo. ¿Te enciendo el cigarro? Él se inclinó en un sí. Cruzamos pupilas, sus lágrimas en mis ojos. Me dijo:

Esta vez, tenemos que regresar.


Microrrelato

Ricardo Calderón de la Barca, Alumno de Licenciatura en Literatura y Creación Literaria

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